Mis correrías tras la Ministra de Justicia o más sobre demora del Código de Familia

En una cacería que comienza a ser habitual, logré “capturar” otra vez a María Esther Reus, la ministra de Justicia, en uno de los recesos parlamentarios de esta última sesión ordinaria.  Mi propósito, como ya sospecharán, era actualizarme sobre la situación del proyecto de nuevo Código de Familia, ley que aprobaría —junto con un grupo importante de beneficios para la población cubana— la figura de la unión legal para parejas del mismo sexo.

Cuando logré localizar visualmente a la ministra en el amplio lobby del Palacio de Convenciones de La Habana, hablaba animadamente con varios diputados. La prudencia me sugería no interrumpir la conversación ajena, y de pronto vino Lina Pedraza, la también titular de Finanzas y Precios, y me la escamoteó entre los dedos sin que pudiera seguirlas.

Ya casi reiniciaba la sesión cuando las volví a hallar. Iban en camino hacia las puertas del salón plenario, y solo tendría unos segundos para abordarles. Las intercepté, dije un par de palabras a Lina, con quien sí tengo relaciones profesionales desde mi época en la Administración Tributaria y también como periodista, y acto seguido saludé a la ministra María Esther como si la conociera de toda la vida. Ella me correspondió con la amabilidad característica de quien tal vez no te recuerda, pero asume que le es imposible escapar:

—Ministra, ¿alguna noticia sobre el Código de Familia?

Enseguida ella comenzó a poner esa cara de circunstancia que empleamos con frecuencia al escuchar hablar sobre algo remoto y difícil de lograr, y ya casi arrancaba a decirme que eso todavía estaba en análisis… Así que la interrumpí, pues en esta ocasión yo iba mejor preparado y llevaba una carta bajo la manga.

Hace exactamente un año la ministra me había asegurado que el proyecto todavía estaba en las manos de los ponentes, en este caso, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), una de las organizaciones de masas que tienen iniciativa legislativa para hacer propuestas de leyes. Por tal motivo, en esta ocasión aproveché para contactar durante los debates de las comisiones permanentes de trabajo del Parlamento, previos a su sesión ordinaria, con Teresa Hernández Morejón, miembro de su secretariado nacional.

Hernández Morejón me confirmó que ya la dirección de la FMC concluyó, aprobó y entregó su versión del proyecto al Ministerio de Justicia, y que el mismo contiene la citada propuesta de la unión legal entre personas del mismo sexo. Ello equipararía hasta cierto punto a las parejas homosexuales con las heterosexuales, pues en Cuba tanto los matrimonios como las uniones consensuales poseen en lo fundamental iguales deberes y derechos ante la ley.

Al referirle mi conversación con la dirigente femenina, Reus aceptó entonces que la posibilidad del avance más rápido o no del proyecto está ahora en su Ministerio, donde —según me explicó— los especialistas deben hacer un dictamen jurídico para presentarlo ante la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Ratificó, además, que el Código de Familia forma parte de un plan legislativo hecho en el 2008, con más de 30 posibles leyes pendientes. Sin embargo, nuevamente en esta séptima sesión de la séptima legislatura, el Parlamento no discutió ni aprobó ninguna ley.

—    ¡Pero ya falta poco para que concluya el mandato de estos diputados y nada! —protesté con la mejor de mis sonrisas.

—    ¡Qué va, tenemos hasta el 2013! Y sí, ahora que lo recuerdo, esta semana fue que nosotros recibimos el proyecto… —respondió con cierta displicencia —o al menos eso me pareció—, justo antes de entrar en la sala de sesiones y quedarme yo con más de una pregunta en el tintero.

NOTA: Como regalo adicional, les añado un reportaje que hizo Tele Sur con opiniones de personas LGBT sobre el proyecto del Código de Familia y su importancia, durante la IV Jornada Cubana de Lucha contra la Homofobia, en mayo pasado. También lo “resolví” durante estos días en el Parlamento, gracias a mi colega y amiga Fabiola López.